
La ley del secreto empresarial, ¿por qué es tan importante para las empresas?

El Proyecto de Ley del Secreto Empresarial, cuya tramitación legislativa comenzó en el Congreso el pasado 25 de mayo, se presenta en España con el objetivo de regular por primera vez el Secreto Empresarial como figura independiente. Pero, ¿para qué sirve? Las empresas involucradas en la nueva economía del conocimiento, es decir, para las que determinada información sensible como las bases de datos, listas de clientes, estadísticas o metodologías innovadoras, tienen un gran valor para su competitividad, van a poder utilizar esta figura para proteger eficazmente sus activos de tipo tecnológico, industrial, comercial, organizativo o financiero.
Con este nuevo proyecto, se establece, por primera vez en nuestro ordenamiento jurídico, una definición legal del concepto del secreto empresarial. Podremos proteger mediante la figura del secreto toda aquella información que sea secreta, tenga un valor empresarial y haya sido objetivo de medidas razonables para que se mantenga en secreto. Se considerará secreta cuando no sea generalmente conocida por personas que integren los círculos en los que se viene utilizando ese tipo de información. Por ejemplo: «Tras recopilar una gran base de datos en las prácticas comerciales diarias de una empresa, ésta podrá apoyarse en la información obtenida para decidir la próxima estrategia publicitaria en relación a precios y ofertas (ventaja competitiva). Esta información no es pública o accesible para el resto de empresas del sector y siempre que se tomen las cautelas exigidas para protegerla, podría considerarse un secreto empresarial. Así, mediante la aplicación de esta ley, ante cualquier filtración se podrían cesar conductas que se aprovechen del esfuerzo y resarcir el perjuicio que provocasen».
Además de la definición, se regulan, entre otros, aspectos como la copropiedad o las licencias de uso del secreto. Pero definitivamente, la novedad principal de la propuesta es el establecimiento de un procedimiento judicial adaptado para iniciar cualquier acción en defensa del secreto, pues de lo contrario, esta figura sería inoperativa. No obstante, este nuevo procedimiento desprende cierta incertidumbre por su característica más llamativa, la confidencialidad del proceso que se impone a las partes, funcionarios, y autoridades judiciales, con el fin de evitar revelaciones durante su tramitación y a posteriori.
Pese al poco ruido que ha generado su llegada, esta cobertura legal que define las infracciones al secreto y un marco de actuación aporta una esperada seguridad jurídica. Tal es así, que con anterioridad a este texto, para evitar, cesar o intentar resarcir el perjuicio causado por la obtención o revelación ilícita de información relevante, teníamos que remitirnos a las normas de carácter internacional integradas en el ADPIC, o bien al artículo 13 de la Ley de Competencia Desleal que, además, este nuevo proyecto viene a derogar.
La Directiva relativa a la protección de secretos comerciales 2016/943 D del año 2016, estableció un marco común en la UE y es ahora cuando los Estados Miembros están llevando a cabo su trasposición interna. Esta directiva expone como las pymes de todo el territorio de la Unión otorgan más valor a los activos que protegen mediante el secreto, y dependen más de estos, que de aquellos que terminan protegiendo mediante derechos de patente o propiedad intelectual. A su vez, la herramienta más común para proteger este activo a día de hoy es la confidencialidad contractual, confiando sólo con ello en sacar el mayor provecho competitivo y el mayor tiempo posible a sus secretos.
Una de las grandes preocupaciones que ronda al emprendedor o empresa ya establecida al dar con una idea innovadora es cuánto tiempo podrán rentabilizarla en solitario dentro del mercado. La explotación de esta ventaja, antes de que terceros copien ese saber hacer, en muchas ocasiones es clave para poder recuperar las grandes inversiones realizadas para poner en marcha el plan.
Esta ley intenta dar luz y ayuda a las empresas ante estos nuevos problemas que surgen por la continua evolución del mercado. Legislaciones como la Ley de Patentes o la Propiedad Intelectual, dejan al margen, en su objeto de protección, activos que en muchas de las ocasiones son el core de la mayoría de las empresas de nueva creación, como son las bases de datos o estrategias comerciales. Esta nueva ley, por primera vez en España, establece un marco con medidas para su amparo y defensa.
Una de las realidades que intenta solucionar es aquella en la que las empresas innovadoras de cualquier campo se ven cada vez más expuestas a prácticas desleales como copias no autorizadas de documentos, ficheros electrónicos y, en general, datos que aportan ventajas competitivas a la empresa y que son sustraídos sin permiso para ser aprovechados en otro ámbito empresarial. Realidades que se agudizan por el aumento de cadenas de suministro, creciente externalización de servicios y sobre todo al aumento del uso de las nuevas tecnologías.
Otra realidad que vienen a tratar no es otra que la globalización impuesta a la mayoría de negocios para sobrevivir. Las empresas se ven obligadas a colaborar y con ello a compartir necesariamente datos relevantes como son las Bases de Datos o lista de clientes con países en los que nuestra herramienta de confidencialidad se puede quedar corta. Esta ley viene a adaptar para España lo que en un principio es un marco común para todos los Estados miembros, con lo cual, se espera contribuir a una colaboración que no ponga en peligro grandes inversiones y desincentive las innovaciones en cualquier campo empresarial.
Con este nuevo marco más definido y más seguro, las empresas tienen la oportunidad de jugar sobre un terreno firme a la hora de evaluar y auditar los activos e informaciones de valor competitivo, posibles fugas o peligros. Con todo ello, podrán determinar una estrategia de protección y así poder aprovechar las ventajas fruto de tan grandes inversiones.
Fuente: La ley del secreto empresarial, ¿por qué es tan importante para las empresas?