El Metaverso: cuestiones jurídicas en un nuevo escenario
Como un primer acercamiento, podríamos partir de un concepto de Metaverso como un nuevo entorno virtual, online, donde todos los usuarios pueden comunicarse e interactuar entre sí dentro de la propia plataforma. La principal cualidad es el carácter inmersivo e integrado que permite que se lleve a cabo una relación de forma más intensa gracias al uso de la tecnología de realidad aumentada (AR) y realidad virtual (VR).
El Metaverso busca ser un ecosistema libre y abierto, dotando a todos los usuarios de un acceso igualitario, de manera que la tecnología y sus oportunidades (de negocios, mercado, sociales…) puedan beneficiar a toda la sociedad en su conjunto.
Nos referimos a un universo virtual alternativo donde los usuarios interactúan a través de avatares digitales. Esta forma de interacción se lleva a cabo mediante unas gafas de realidad virtual (VR), de manera que el usuario se encuentre inmerso en un entorno virtual y donde podrá interactuar y comunicarse con el resto de usuarios que se encuentren en ese mismo entorno.
El principal valedor lo ha encontrado en el sector del videojuego, un sector en auge, donde la idea del Metaverso dio sus primeros pasos (por ejemplo con universos como el de “Minecraft” o “Los Sims”) y cuyo potencial es muy prometedor, dada la gran cantidad de características que comparten (creación y personalización de avatares, adquisición de objetos, interacción con otros jugadores…).
Pero también se plantean nuevos escenarios muy interesantes dentro del Metaverso, ya que pueden crearse plataformas donde las personas puedan tener reuniones de negocios o sociales a través de sus avatares de forma interactiva, compartiendo un mismo espacio virtual cuando físicamente esta situación podría ser más difícil o costosa.
Los usuarios también podrán tener la oportunidad de acudir en directo a un evento deportivo o un concierto en directo, todo ello mediante la realidad virtual, interactuando a través de sus propios avatares, los cuales pueden ser personalizados de forma minuciosa y precisa por cada usuario.
Son varias las grandes empresas que ven aquí una nueva oportunidad de negocio y no han dudado en invertir sus recursos en este nuevo escenario. Muy sonada fue la decisión de Facebook de cambiar su nombre comercial a Meta, en una clara declaración de intenciones, pero no ha sido el único ejemplo, Microsoft, Sandbox o Roblox son otros ejemplos de empresas que se encuentran inmersas en el desarrollo de su propio Metaverso. Además, ya hay grandes marcas como Nike, Gucci o Coca-Cola las que ya han visto un modelo de negocio ofreciendo sus productos para que los usuarios los puedan adquirir, a través de NFTs, y personalizar sus avatares.
Pero si son muchas las oportunidades que ofrece el Metaverso, también son muchas las dudas que a día de hoy se generan a su alrededor. Una de las principales dudas que se plantean está relacionada con la interoperabilidad de los diferentes Metaversos, pues hasta ahora los diferentes Metaversos existentes no son compatibles entre sí, es decir, los usuarios no pueden operar con un mismo avatar y “saltar” de un Metaverso a otro. Por otro lado, también se plantean dudas en materia de Propiedad Intelectual y concretamente con los derechos de explotación derivados de la creación del Metaverso y de todas las creaciones que se vean implicadas dentro del mismo (diseños, músicas, avatares…). Otra cuestión de especial relevancia es relacionada con la Protección de Datos de los usuarios y la Privacidad de los mismos a la hora de operar dentro del Metaverso o la posible protección de este nuevo entorno de cara a evitar los más que posibles ciberataques.
Ante esta nueva realidad, también el mundo jurídico comienza a adentrarse en el Metaverso, debiendo plantearse cómo abordar las nuevas cuestiones y dudas sobre la legalidad que surgen alrededor del mismo.
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