Entrevista a Javier González de Lara, presidente de la Confederación Andaluza de Empresarios (CEA)
1.- Ha vuelto a ser elegido presidente de la Confederación Andaluza de Empresarios (CEA), pero antes de centrarnos en este cometido, nos gustaría conocer los motivos que le llevaron a liderar al empresariado andaluz.
Ante todo, tenemos que situarnos en el contexto en el que accedí a la presidencia de la Organización, en una etapa en la que se daban grandes dificultades –por fortuna muchas de ellas las hemos superado con esfuerzo en estos años-, y en el que, por sentido de la responsabilidad, decidí tomar el timón de una Confederación que es fundamental para las empresas andaluzas, y en definitiva para el bienestar social. Vine a servir y a intentar ser útil, y lo seguiré haciendo mientras cuente con el respaldo de los empresarios andaluces.
2.- Después de un primer mandato bastante complicado, en el que prácticamente tuvo que partir de cero dada la situación económica que atravesaba la organización, ¿qué le ha motivado para repetir cuatro años más?
Es cierto que la situación actual es sustancialmente más favorable que la de hace cuatro años, pero esto se ha logrado gracias al esfuerzo y al compromiso de muchas personas. En este sentido, hemos de ser conscientes de que el trabajo no se ha terminado, y que aún quedan retos por superar para CEA. Por otra parte, qué duda cabe que la confianza de los empresarios es un acicate para seguir esforzándonos, porque demuestra que aprueban la gestión de estos años durísimos y los resultados alcanzados: seguiré al frente de CEA mientras me necesiten y pueda ser útil. Tener una base asociativa que supera las 200.000 empresas y autónomos es un estímulo más que justificado para seguir luchando.
3.- En esta nueva etapa, ¿qué le gustaría conseguir para CEA que no haya logrado hasta ahora? ¿Cuáles son los principales retos de CEA en el futuro más inmediato?
La propuesta para esta nueva etapa que hemos puesto en marcha es continuar con la implantación de un modelo organizativo que sea más transparente, participativo y eficiente, que permita afrontar los grandes desafíos de las organizaciones más representativas. Una nueva visión de la participación ha devaluado notablemente el valor de la representatividad, en todos los órdenes. Se otorga más valor a las manifestaciones, que a las reflexiones; a la algarada, que al diálogo.
Se ha producido un preocupante relajamiento del valor de la representatividad, a favor de la oportunidad y el oportunismo. Creo que es responsabilidad de todos restituir la participación representativa a su verdadera dimensión. Nosotros seguimos empeñados en el valor del Diálogo Social. En el acuerdo entre quienes tienen capacidad de negociar, porque realmente tienen tras de sí, la capacidad y la legitimidad para asumir el resultado de esos acuerdos.
4.- ¿Qué opina del término –emprendedor- tan de moda desde hace algún tiempo?
Es positivo que la sociedad lo conozca y se fomente el espíritu emprendedor en la educación –una demanda largamente expresada por nuestras organizaciones-, siempre que tengamos en cuenta que ser emprendedor es una cualidad intrínseca a las personas, que se debe fomentar: no sólo lo es quien pone en marcha un proyecto empresarial, sino que todo el que reúne las cualidades del impulso, la perseverancia, el rigor, la asunción del riesgo,… y las enfoca a un proyecto, está emprendiendo. Y hemos de ser emprendedores a lo largo de toda nuestra vida. Pero no debemos confundir términos: cuando alguien tiene su empresa constituida es empresario, pero siempre tendrá que ser emprendedor. Por otro lado, sería conveniente eliminar cualquier atisbo ideológico del término “emprendedor”. Lo verdaderamente significativo es la palabra “empresario”.
5.- ¿Considera que desde el Gobierno andaluz se imponen muchas trabas administrativas para el desarrollo empresarial?
No es sólo un problema de Andalucía. En España existen ciertas dificultades para la actividad empresarial que no encontramos en otros países del entorno europeo, y que restan competitividad a nuestras empresas. Por ejemplo, según el Informe Doing Business, aunque España se sitúa entre las 30 economías con mejor clima de negocio a escala internacional, en nuestro país se requiere una media de 7 procedimientos administrativos para crear una empresa, empleándose 13 días en el proceso, mientras que para el resto de los países de la OCDE la media del número de procedimientos a realizar es de 4,9 en 8,5 días.
De ahí nuestras reivindicaciones en este sentido, ya que no debemos olvidar que la empresa es el pilar que sustenta el empleo, principal preocupación de nuestros ciudadanos. En este sentido, se debe tener en cuenta también que la simplificación de trámites y la reducción de trabas administrativas es una responsabilidad global y colectiva de todas las Administraciones Públicas, independientemente de su ámbito territorial.
6.- ¿Qué papel le conceden desde CEA a la labor de nuestras Universidades, sobre todo en el área de transferencia de resultados de la investigación?
La Universidad tiene un papel esencial en una sociedad desarrollada, como generadora y transmisora de conocimiento. En los últimos años, además, asistimos a un reforzamiento de las relaciones Universidad-Empresa, que facilita no sólo la innovación, sino también una adaptación más efectiva de los egresados universitarios al entorno laboral. Y hemos de mencionar también proyectos como el Campus de Excelencia Internacional Andalucía TECH, impulsado por las Universidades de Málaga y Sevilla, que promueven la transferencia tecnológica y del saber, pero también la colaboración entre distintos centros de estudio y con las empresas del entorno.
Sin embargo, aún queda mucho camino que avanzar, generando entornos mutuos de colaboración y confianza.
7.- ¿Están las empresas andaluzas preparadas para los nuevos retos tecnológicos que nos viene imponiendo el mercado y la globalización?
Las empresas andaluzas viene llevando a cabo importantes esfuerzos en los últimos años para adaptarse a un entorno cambiante y complejo, y podemos afirmar que la perspectiva es alentadora: el entorno digital y la globalización son ya realidades para todos nosotros, y quien no se adapte a ellos no podrá pervivir empresarialmente.
Dicho esto, también es cierto que queda mucha tarea, y en este sentido es fundamental que nuestras empresas, en especial las de pequeño tamaño, cuenten con el asesoramiento y el apoyo necesarios por parte de los poderes públicos, a fin de garantizar su competitividad.
8.- En nuestra Comunidad, hay provincias que destacan más que otras en la consolidación de sus empresas, como ejemplo, el caso de Málaga. En este sentido, ¿cómo puede CEA colaborar en el crecimiento empresarial de aquellas que se encuentran menos favorecidas, por ejemplo, por carecer de buenas comunicaciones, como es el caso de Granada?
Tenemos que superar no sólo la desigualdad social, sino también la territorial. Desde la unidad de las organizaciones empresariales siempre hemos defendido la vertebración y el equilibrio entre los territorios. Una desigualdad que puede darse como consecuencia de un tratamiento normativo o fiscal distinto según el ámbito territorial, con lo que las empresas pueden verse discriminadas y afectar a su actividad y crecimiento. El otro aspecto de desequilibro puede ser suscitado por un tratamiento distinto a los territorios en el ámbito de la inversión pública.
En los últimos meses, desde CEA y de la mano de nuestras organizaciones territoriales, junto con otras organizaciones de otras regiones y diversas entidades cívicas, hemos desplegado una amplio labor de difusión y denuncia para que se impulse y se completen los dos corredores ferroviarios de Andalucía –Mediterráneo y Central-, esenciales para el desarrollo económico y empresarial de nuestra región.
A modo de conclusión, habría que manifestar que se puede competir entre territorios, sobre la base de desequilibrios tributarios o normativos que desincentiven la inversión y la permanencia en la actividad empresarial. Y además, poniendo en riesgo la unidad de mercado.
9.- CEA, y sus organizaciones asociadas en cada provincia, lleváis mucho tiempo apostado y fomentando medidas para la internacionalización de las empresas andaluzas, ¿qué puede decirnos de los resultados?
Las organizaciones empresariales desde su constitución hemos apostado la internacionalización de las empresas porque salir al exterior siempre ha sido una garantía para la consolidación y expansión empresarial. Ahora la internacionalización no es una opción, sino una necesidad en un mundo global y en constante cambio.Precisamente, en plena crisis económica muchas empresas andaluzas de han reinventado y han dado el salto al comercio exterior, como el caso de la construcción. Pero quizás destaquen entre ellos el del sector de la agroindustria, apostando por la innovación y, sobre todo, asumiendo un gran impulso exportador, así como el tecnológico.
Así, en 2017 Andalucía se ha convertido en la segunda Comunidad Autónoma de España en volumen de exportación, con más de 30.000 millones de euros, tras Cataluña, superando incluso a Madrid.
10.- Llevamos unas semanas convulsas de cambios políticos, ¿cómo cree que puede afectar estos cambios a la recuperación?
La incertidumbre y la convulsión política son muy negativas para la actividad empresarial, y más aún si hay ausencia de seguridad jurídica y certeza económica. Llevamos meses de agitación política y también de inestabilidad en lo social y en los ámbitos geopolíticos, destacando la deriva nacionalista catalana, que marcó el segundo semestre de 2017.
Frente a esta situación general, los empresarios abogamos por un esfuerzo a favor del consenso, para asegurar una Paz Social que es hoy más necesaria que nunca para la consolidación de la recuperación económica. Qué duda cabe que nuestra competitividad en los mercados exteriores, la imagen de España como país y la propia estabilidad interna dependen de la capacidad que desde el ámbito institucional y político se demuestre para alcanzar acuerdos y colocar el diálogo y la seguridad jurídica en el lugar de preeminencia que les corresponde.
Ver entrevista completa en pdf