El Profesional 3.0 (1ª Parte). Artículo de Javier López García de la Serrana publicado en el nº 52 de La Gaceta Jurídica de la Empresa Andaluza.
Carta del Director publicada en la Revista nº 52 de la Gaceta Jurídica de la empresa andaluza. Autor: Javier López y García de la Serrana
La afirmación de que uno no se puede bañar dos veces en el mismo río, fue atribuida a Heráclito por Platón, para sugerir que nada permanece y es que todo cambia en un instante: en el río y en el que se baña. Hoy, Heráclito explicaría su «devenir» utilizando como ejemplo la evolución de las empresas y el cambio en el perfil profesional.
Estamos sujetos día a día a un proceso de transformación, en el que constantemente debemos ir reajustando nuestra conducta e ideas a las nuevas formas de convivencia y desarrollo social, al influjo de la tecnología, al devastador efecto las crisis económicas, los cambios sociales, la política mundial, la competencia o la globalización.
Mucho se ha escrito de esta adaptación de las empresas al nuevo entorno, pero no así de los equipos de profesionales que las integran. De nada sirve incorporar los mayores avances tecnológicos, los mejores sistemas de producción, los trabajadores más capacitados y aptos, si se carece de profesionales con verdadera actitud.
La actitud suele ser la responsable de un buen ambiente laboral, del compañerismo, de la resolución de problemas con rapidez, del compromiso y de la fidelidad hacia la empresa. Valores que no son tan fáciles de encontrar hoy en día. Este va a ser, además, uno de los rasgos distintivos del profesional 3.0.
No existe una única definición de este profesional, pero tal y como ha evolucionado la sociedad, está claro que es aquel que inicialmente volcó sus conocimientos en trabajar en un producto o servicio centrado en la calidad del mismo (Profesional 1.0). Después, dio un paso más allá y se centró en el cliente. De nada sirve tener el mejor producto o servicio si no se sabe vender (Profesional 2.0).
Pero de un tiempo a esta parte, el cambio nos empuja a dar un paso más: el profesional 3.0 debe demostrar al cliente que se preocupa por él, no solo como consumidor y como fuente de ingresos, sino como persona. Entran en juego las emociones, la ética profesional y la responsabilidad hacia nuestro entorno.
Estas emociones presuponen una descarga de sentimientos positivos que debemos aprender a incorporar a nuestros servicios. La memoria es muy corta y selectiva. Pero está demostrado que los recuerdos ligados a las emociones son los que más perduran en el tiempo.
Desear hacer tu trabajo con la excelencia que se exige al Profesional 3.0, va mucho más allá de hacer las cosas bien, se trata de dejar tu impronta en cuanto haces; de dejar huella en las personas para las que lo haces y de sentir que ha merecido la pena.
Acceso al contenido completo del artículo